Je ne quitte pas

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Hola , me llamo Marta y a menudo me da verguencia afirmar que soy una persona enormemente afortunada. Puedo ver en la lejanía un mundo injusto que sallpica sangre pero sin llegar a tocarme. Soy capaz de sentir la banalidad y la estupidez humana y contemplo desde mi cama la terrible confusión que asume el ser social al comportarse con cadenas en el sentido común y orejeras en la mente.

Pero lo cierto, y la cruda realidad es que ando lejos de rozar la sarna humana. Siendo más sincera reconoceré que mi ser está envuelto entre hermosas sedas inéditas. La belleza de la que emano cada día, lo componen los tics de quienes se cruzan en mi camino o andan conmigo. Los que lamen mis oídos y manosean mis sentidos. Aquellos que engrosan mi inspiración y conforman cada una de las infinitas partes de la que se alimenta mi existencia.

La de veces que me siento cerca, acompañada, comprendida, amada.

Las personas que hacen cada día que sea como soy y me retienen en la belleza de un mundo que no todos tienen la suerte de contemplar desde mi ventada.

Y sobretodo las personas que un día decidieron crearme modulando porciones de amor a su imagen y semejanza.

No me dejes. Admitiré que soy simplemente una Persona Afortunada.

A ti, y a ti tambien,
a ti por supuesto, y a él y a ella,
a vosotros
y a ellos,
al que me está
y el que no,
al que veo y al que no,
al que siento y al que no,
al que toco y al que no,
al que beso y al que no.
Al que Pienso.