Sentimental

Wednesday, October 13, 2010

El amigo de tu conocido




Cuanta banalidad hay en la cotidianeidad de las palabras que se formulan en el flujo del día a día. Comprendes que a tus amigos hay que reglarles cuantas menos importancias, mejor, pues menos vendes tu alma y es entonces cuando deparas en la absoluta confianza de un desconocido o del amigo de tu conocido. Aquella persona con la que tienes licencia para hablar porque entra dentro del circulo social permitido, pero que se encuentra suficientemente alejada de espacio sentimental, tanto que sólo te importa lo que te diga, jamás lo que piense.
Y es entonces cuando nos topamos con grandes revelaciones, importantes hallazgos que resulten enigmas que te has ido formulando durante un largo tiempo.
Y esto quizás se deba a la sinceridad que emana de la no importancia. Un amigo siempre, siempre, medirá sus palabras, equilibrará sus juicios y maquillará la verdad con tal de no herirte, pues la verdad de un amigo viene con ración doble de picante y va directa a la herida sangrante cargada de sal, no importa con cuánto amor se cocine la receta.
Por ello, y con la certeza de que no he descubierto nada nuevo, estoy contenta de tener la oportunidad de encontrarme en la barra de bar aquel amigo de tu conocido que te dice sin piedad aquello que durante un tiempo necesitabas escuchar. SIN MAS.

Wednesday, October 06, 2010

YA NO HAY TRÉBOLES DE 4 HOJAS




De repente un día te despiertas y contemplas como las paredes de tu habitación son grises. Supones que el paso del tiempo no perdona ni a los oídos más discretos de la casa y continuas con tu labor rutinaria. Pero las plantas de la terraza ya no son verdes como la esperanza, y decides regarlas y regalarlas cómo riegas el mismo anhelo cada día por la mañana, pero esa sequedad no parece mejorar y te empeñas como el que se obliga a encontrar un trébol de cuatros hojas en un jardín de infancia.
Es frustrante que teniendo las herramientas para construir una casa, nadie te ceda el terreno idóneo. Es muy triste sentirse enjaulado en tu propio arte por el mero echo de que a la sociedad no le interesa encontrarte. Delirante es levantarse cada mañana deseando recibir noticias anheladas y te consumes asumiendo que diferente será el día de mañana.
Y una mierda es pretender blanquear las paredes de tu casa, cuando las humedades delatan que tu vida está estancada. No pretendas esconder lo que el día a día grita al alba: que te prostituyes por unos oídos que escuchen el cantar de tus mañanas. Sinceramente me van escaseando las palabras que lo único que quieren gritar es:
ME Cago en la puta crisis de España!