Sentimental

Tuesday, February 17, 2009

.... Ana.....


Tengo la necesidad de conocerte, poseerte. Mi vida es tan normal y tan decadente, que ya ni me provoca ningún tipo de dolor.

De mi padre poco recuerdo. Siempre estaba como meditando. Era grande, robusto y creo que sus pensamientos eran de papel mojado. Pensaba como huir, y lo consiguió. Se fue. Nunca llegué a saber si con voluntad propia o con destino asegurado, pero su nariz era blanca como sus ojos cuando tirado en el sofá lo encontraron. Yo recuerdo que mis brazos tan sólo alcanzaban su gruesa y peluda pernera.

De mi madre, supongo, he de hablar. Aunque solo pensar en ella me provoca una ansiedad que solo controlo recordando un olor suyo que me embriagaba de pequeña. Cuando era hermosa y su cabello largo, liso y moreno hacía de toca de impla en su bello rostro. Sus ojos oscuros cargados de seguridad me imponían protección, pero su olor… Aquel hedor que desprendía, día, noche, hasta en las perfumerías, me arrastraban a su paso.

Un día, de repente, dejó de emitir ese aroma, para dar paso al del güisqui. Su mirada tornó a grisácea y su cabello crispado como su voz, envolvían una imagen funesta de la que difícilmente se podía percibir bondad. ¡Qué pequeñita se fue haciendo mi gran madre!

De mi infancia poco recuerdo. Quizás porque la quise obviar. Sin embargo, es inevitable recordarme siempre trabajando, callada; ,observando, callada; leyendo, callada; limpiando, callada; trabajando, callada; fregando, callada…Callada.

No hablaba, no, porque creía que nadie conocía mi idioma. Pensaba que todos provenían de otra esfera, de otro lugar alejado al mío, donde no existía el dolor. ¿Por qué la gente parece no sufrir? Van por la calle tan sonriente, tan hermosa, tan cruelmente feliz…

Pero entonces te encontré. Hermosa imagen del sufrimiento. Tú te provocabas lo que yo deseaba sentir. DOLOR. Tú hablabas mi idioma, tú habías nacido dentro de mi esfera, en mi pequeño mundo. Tu manera de pensar, de hablar, yo te entendía, pequeño creador. Deseaba ser tu creación, ser poseída por ti, por tu dolor, y así sentir yo el mío propio… PROVOCARME DAÑO A MI MISMA, PARA EVITAR QUE ME LO PROVOQUEN LOS DEMÁS. Pero como no era capaz, me dispuse a tus manos. Véndame, atácame, mátame… porque aunque desee volver al regazo de mi dulce madre, me encontraré su pelo de esparto bañado en güisqui y prefiero volar entre tus polvos blancos, sentir tu torso cicatrizado, penetrar en tus ojos dañados..

Te amo

Ana.

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