BOOM!
Es como si las palabras se apelmazaran en la comisura de mis labios que ya no desean ser besados. Anhelan ser liberadas y mi esfuerzo permanece en vano. Demasiado tiempo en los aranceles de lo socialmente correcto tejiendo a diario un discurso que brota a modo de explosivo pícrico.
Tanto tiempo anulando la pasión a la razón que la primera se fue alimentando de rencor y fortificándose, arremete de un modo incontrolable.
Que coño me has hecho Dulce Angélica?
Yo sabia sucumbirme a los modales sociales. Sabía saludar con una sonrisa y justificar al injustificable. Entendía que hay motivos y maneras tras la inexistencia de una verdad absoluta. Comprendía que vale mejor vivir arrodillado con los puños apretados que escupir sangre hasta llegar a aislarme del mundo.
Veía la belleza en los callejones sin salidas y ahora solo soy capaz de contemplar el vómito de la desesperación y la inercia de la orina. Me irritan hasta las margaritas! Y no encuentro más alivio que una falsa y maquillada sonrisa.
Una año más vieja y un año más histérica.
Seguiré sonriendo mientras sostengo en brazos a un niño
Seguiré aplaudiendo mientras la función haya acabado
Aunque empezaré a decir todo lo que realmente pienso para hacer las paces conmigo misma y ver quien, a pesar de todo, me cobija.
Seguiré cumpliendo años, para ver hasta donde llega mi histerismo.